Como comentaba María anteriormente, la India y otros países como Rusia han iniciado la construcción de centrales nucleares flotantes, que permitirán abastecer de energía a cualquier lugar del mundo. Pues bien, no ha transcurrido mucho tiempo sin que salgan opositores a esta iniciativa. Un de ellos es Greenpeace, que considera las centrales flotantes como un blanco fácil para los terroristas por su alta movilidad y la cantidad de uranio que contienen. La organización ecologista afirma que sería necesaria una flota de guerra para evitar cualquier incidente, lo que incrementaría aún más los costes de mantenimiento de estas centrales.
Sin embargo, sus defensores aseguran que las instalaciones están preparadas para evitar cualquier ataque terrorista.
Ante esto cabe preguntarse: ¿qué es preferible, poder abastecer de energía al lugar más recondito del planeta, o garantizar la seguridad ante un ataque terrorista nuclear?
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